Luego de la negociación secreta, mejor dicho del ver­gonzoso pacto de canje para salvar al presidente de la vacancia, el último lunes, Pedro Pablo Kuczynski ha salido a la televisión con un nuevo mensaje para decir que es hora de la reconciliación.

Reconciliación sí, pero no con los corruptos, los la­drones ni asesinos mientras no cumplan su condena, devuelvan lo robado, pidan perdón, paguen una re­paración civil a sus víctimas y demuestren un sin­cero propósito de enmienda. No, señor presidente, con aquellos que negocian los destinos del país bajo las sombras, no puede haber reconciliación. Eso sería seguir apoyando la impunidad.

Para el analista político Mesías Guevara en su artículo ‘El Riesgo de la Anti Política’ establece que “en el jue­go de la anti política donde no hay reglas ni ética ni principios, allí impera el interés subalterno y el viejo dicho “el fin justifica los medios”. Los últimos hechos ocurridos impulsados desde el Congreso de la Repú­blica ha hecho que el Perú transite de la “operación vacancia” al “indulto negociado”, hacen que millones de peruanos, en especial, los jóvenes, se sientan trai­cionados y además pierdan confianza en la política, políticos y partidos políticos. Éstos últimos inmersos en una profunda crisis institucional. El Presidente de la República ganó las elecciones por el anti fujimo­rismo, prometió no indultar a Fujimori, el pueblo le creyó y ganó las elecciones por escasos 40000 votos a Keiko Fujimori, que en el fondo representan los mis­mos intereses económicos y empresariales, defienden el modelo económico que genera desigualdad para sembrar pobreza y cosechar mendigos. (…)

La decisión de indultar a Fujimori ha abierto una pro­funda herida difícil de cerrar, el Presidente de la Repú­blica ha estrechado una alianza con el fujimorismo y sus aliados, aparentemente para garantizar la gober­nabilidad y en el Congreso de la República contar con su apoyo. Ha preferido agazaparse en el Congreso y alejarse del pueblo que lo eligió. Prefirió la aritmética a hacer política de verdad. Los congresistas lo tendrán secuestrado y amenazado, en especial del fujialanis­mo y sus aliados provenientes de otras bancadas. Ve­mos difícil que el Presidente de la República salga a caminar por las calles con libertad y confianza.

El próximo paso de la funesta alianza será la impuni­dad, los congresistas golpistas seguirán en su afán de destituir al Fiscal de la Nación, y a los miembros del Tribunal Constitucional. Audazmente se presentarán ante la prensa monopolizada y parcializada como los líderes de la lucha contra la corrupción, cuando en el fondo su interés es obstruir las investigaciones y evitar el castigo para sus cabecillas. Los últimos mo­vimientos hacen que la política se haya vuelto prag­mática y sin principios, duele ver a sanguijuelas como líderes políticos que negocian el futuro del Perú, y que nos hayan convertido en un mar donde pululan los corsarios sin patas de palo y sin loros porque ahora lucen ternos y celulares. Duele ver como la política digna es tirada por el sanitario, ver como se esfuman las esperanzas de construir un futuro promisorio y digno para nuestra gente. Duele ver como la política es acaparada por personajes sin solvencia moral y sensibilidad social, donde prima su interés personal. Duele ver como el Perú es convertido en una republi­queta. (…) La clase política peruana ha tocado fondo, ya no expresa la voluntad del pueblo, hoy más que nunca necesitamos un nuevo contrato social. PPK ha acelerado la crisis del sistema y creo que la fuerza del pueblo exi­girá que haya elecciones para elegir una constituyente.

PPK se ha equivocado al creer que el indulto de Fu­jimori servirá para la reconciliación, al contrario ha polarizado al Perú. Es el inicio de un camino incier­to y peligroso para la gobernabilidad, la reacción del pueblo será incontrolable por obra y gracia del Señor Presidente”. Así sea.

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Source: El Sol