Aunque suene cursi decirlo, los cusqueños tenemos la necesidad de hacer un acto reflexivo exhaustivo en el inicio de la campaña electoral para el gobierno regional, así como para las municipalidades provinciales y distritales. El proceso eleccionario ha sido fijado para el 07 de octubre del presente año. Ojo, no estamos en contra de aquellos ‘candidatos’ afuerinos pero tenemos que ser contundentes y tajantes en señalar que ahora más que nunca necesitamos gobernantes (a nivel regional y, principalmente local) oriundos de la Capital Histórica del Perú para que empiece una nueva etapa de desarrollo.

Recordemos que ni la arqueología ni la historia han logrado hasta ahora arrancar a la naturaleza, ni a los restos materiales o humanos del pasado, el secreto de los orígenes del Cusco. Este permanece, todavía, inescrutablemente adherido a los dominios del mito y de la leyenda. No se ha determinado aún la circunstancia histórica precisa en que surgió a la vida histórica “la gran ciudad del Cusco”, el eje de la tierra andina, la urbe imperial de la América prehistórica meridional, cabeza de todas las ciudades del Virreinato austral bajo el régimen español y, en el refluir eterno de la grandeza, capital arqueológica de nuestro creciente panamericanismo científico y democrático.

Dos leyendas incaicas atribuyen su fundación a su primer jefe de estado, un personaje legendario llamado Manco Cápac, junto a su hermana y consorte Mama Ocllo. En ambas se afirma que el lugar fue revelado por el dios Sol (Inti) a los fundadores después de una peregrinación iniciada al sur del Valle Sagrado de los Inkas.

La explicación del surgimiento y grandeza del Cusco hay que inducirla de las permanentes sugestiones del marco geográfico. La vocación imperial de esta sagrada ciudad nace, acaso, de su posición intermedia, topográfica y atmosférica, que condiciona las calidades del paisaje y del hombre y el destino social y urbano de la región. El Perú es, según Squier, un país de hoyadas próvidas, en medio de mesetas desoladas, de montañas nevadas, de gargantas profundas, murallas de cerros y de montes, de bosques y desiertos. En el fondo quieto y tibio de esas hoyadas de la costa o de la sierra, más templado que el árido terreno circundante, ha nacido la civilización. El Cusco está en una de esas hoyadas de la puna en los Andes del Sur del Perú, entre la Cordillera Occidental y Oriental, más echado a la Oriental, entre las hoyas del Vilcanota y del Apurímac, en un límite isotérmico, geográfico y etnográfico que decide su destino nuclear. Por eso, cuando los candidatos decidieron postular al Gobierno Regional y las municipalidades deben hacerlo con la firme convicción de que están apostando por los cusqueños. Buscamos también una renovación generacional que hará de nuestra tierra, por fin, el lugar que se merece por ser la herencia de nuestros antepasados. También sabemos que los auténticos qosqorunas deben enfrentarse con todos aquellos que ven en la gestión pública como si fuera un botín de guerra y como un negocio en donde se tiene que invertir para luego obtener grandes ganancias, no importando el sufrimiento de nuestro pueblo.

Por eso decimos, en este inicio de campaña electoral con postulantes para todos los gustos, los auténticos cusqueños que serán candidatos deben contar con el respaldo total de la población para renovar nuestra fe y esperanza de un futuro mejor para nuestros hijos. La experiencia la tenemos con uno de los más connotados representantes e hijo ilustre del Qosqo imperial como fue el ex alcalde y ex congresista Daniel Estrada Pérez. Y, en este inicio del proceso eleccionario, los afuerinos que se sienten seguros de apoderarse de nuestra región y nuestra provincia siguen desesperados y están tratando por todos los medios de evitar lo que gracias a ustedes es el camino del triunfo de todos los auténticos cusqueños. Así sea.


Source: El Sol