Siempre se ha dicho que la corrupción desmoraliza al ciudadano y pone en tela de juicio la legitimidad de los gobernantes. El ciudadano se pregunta, ¿por qué voy a confiar en autoridades corruptas o que toleran la corrupción? ¿Por qué tengo que pagar impuestos para que empresas corruptas se los metan al bolsillo? Algunas personas también dirán ¿por qué no puedo robar yo también si a los ladrones de saco y corbata, que roban por millones, no les pasa absolutamente nada? Nada más cierto.
Y tal como lo dice Juan Mendoza en su artículo ‘Odebrecht y la corrupción’, “los pagos indebidos a funcionarios y políticos a cambio de favores no pueden quedar en la impunidad, pues si ello sucede el crimen sí paga para los corruptos. Cuando no se castigan las coimas hay menor incentivo y premio para los funcionarios y políticos honestos de dedicarle tiempo y esfuerzo a servir en la administración pública. Así, si la impunidad campea, quienes avanzan en sus carreras son los corruptos en desmedro de los honestos.
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El caso Odebrecht es un desafío central para la economía y política del país. Si la sociedad civil y nuestras autoridades actuamos con firmeza y decisión, tenemos una oportunidad para detener la corrupción a gran escala y la impunidad que la alimenta”.
Por eso frente a la crisis estructural que vive nuestro país, debemos ser claros y enfáticos en señalar que la única reserva moral del pueblo peruano se encuentra en las poblaciones del Perú profundo, las que siempre hemos vivido excluidos por el centralismo limeño.
Es evidente que la corrupción y todos los actos de este tipo, se ha institucionalizado durante toda la vida republicana, hace 196 años porque el Estado cayó en manos de una minoría oligárquica, la única responsable de los actos de corrupción.
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Por eso, en el caso específico del Cusco, el gas de Camisea demuestra ese nivel de corrupción al que llegó el actual mandatario del país, Pedro Pablo Kuczynski, el mismo que cuando ministro de Energía y Minas de PPK y, luego ministro de Economía y Finanzas, “regaló” el gas de Camisea a la Pluspetrol con la correspondiente licencia para la explotación y su exportación a manos de Hunt Oil, SK Corporation y Tecpetrol. En la actualidad, bajo la responsabilidad del consorcio TGP. Este recurso natural se encuentra en suelo cusqueño y, sin embargo no nos beneficiamos de nada.
Por estas y otras razones, al igual que la posición de la Comisión de Juristas Contra la Corrupción y por la Defensa Social, condenamos la actual situación de este grave escándalo político nacional que avergüenza a todos los peruanos ante la mirada internacional. Necesitamos auto convocarnos para asumir la defensa de la soberanía nacional.
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Demandamos, la inmediata vacancia inmediata de PPK, así condenamos a todos los políticos involucrados en actos de corrupción. Exigimos que no solo sean juzgados y sentenciados sino también inhabilitados para siempre en el cumplimiento de cargos públicos.
De la misma manera, demandamos la disolución del Poder Legislativo y dentro de la institucionalidad, exigimos la inmediata convocatoria a una Asamblea Constituyente participativa y, efectivamente democrática, para un cambio de rumbo en la política peruana con miras al bicentenario de nuestra Independencia. PPK es un organismo débil que hasta una gripe lo puede matar, políticamente hablando. Entonces, un organismo tan débil como él, con las defensas tan bajas, cuidado, cuidado. Es muy endeble su Presidencia. El Congreso es otro paciente desahuciado. El pueblo tiene la palabra. Así sea.
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Source: El Sol
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