La minería responsable es una fuente de riqueza que ha permitido al Perú lograr los niveles de de­sarrollo más importantes de su historia. Se trata de un motor dinámico que goza de una sinergia vital con otras actividades económicas, logrando un efecto cadena que beneficia a las poblaciones aledañas a los proyectos de extracción y favorece al país en su conjunto. De allí la importancia del flujo de capitales al sector minero para continuar por esa senda de progreso.

El Ministerio de Energía y Minas (MEM) ha desta­cado, por ejemplo, que para este año se iniciarán megaproyectos mineros por más de 10,000 millo­nes de dólares, todo un récord que permitirá a las regiones donde se ubiquen los futuros yacimientos convertirse en polos de desarrollo relevantes den­tro del esquema de expansión contemplado en la política económica del Gobierno.

No se trata únicamente de extraer el material de la tierra, sino también que los minerales puedan ser industrializados y así obtener un valor agrega­do que generará mayores recursos para el país, dejando de lado esa matriz de nación exportadora de materias primas y evolucionar a un modelo ex­portador de partes y piezas para la transformación mundial.

Es evidente que esta inversión ya concreta­da dinamizará la economía, particularmente en aquellas regiones que han generado condiciones adecuadas para la atracción de capitales. Allí te­nemos el inicio de la construcción de los proyec­tos de Quellaveco, Minas Justa, Pampa del Pongo, Toromocho y Corani, que empezarán a producir a partir del 2020. También está en cartera la licita­ción el proyecto Michiquillay, la promoción de los prospectos de Colca y Jalaoca, entre otros.

Todos estos esquemas de inversión tienen una proyección asegurada porque en los últimos 25 años, desde que se implementó la legislación mi­nera que impulsó la inversión en este sector, el país ha tenido altos y bajos en temas sociales, po­líticos y económicos, pero eso no ha implicado un impacto significativo sobre las decisiones de des­embolso de capitales. Eso permitirá, conforme con las proyecciones del MEM, que la producción de cobre en el Perú se incremente en 30% al 2021, explicado por las nuevas unidades de producción que se empezarán a construir en el presente pe­ríodo anual.

Como responsable de promover la inversión en el país, el Poder Ejecutivo también asume el com­promiso de velar por una industria minera respon­sable con el entorno natural, de tal forma que las poblaciones no resulten afectadas por la actividad. Para ello, impulsará el cumplimiento de los regla­mentos que faciliten las inversiones y que también protejan el derecho de la gente a un ambiente sano y equilibrado, sin riesgos de daño ecológico ni en perjuicio de los recursos naturales.

No se trata únicamente de promover las inver­siones mineras. Aquí entra a tallar también la po­lítica de diálogo que ha aplicado el Gobierno y que ha permitido entablar canales de comunicación con las diversas comunidades para el desarrollo de los proyectos mineros existentes.

Este año se iniciarán megaproyectos mineros por más de 10,000 millones de dólares, todo un récord que permitirá a las regiones donde se ubi­quen los futuros yacimientos convertirse en polos de desarrollo.


Source: El Sol