Prácticamente las precipitaciones pluviales siguen incrementándose en todo el ámbito de la región cus­queña y, los problemas son de siempre. La falta de planificación y/o de prevención hace que las emer­gencias sean el común denominador de un problema que se llama: incapacidad de las autoridades.

Un claro ejemplo son los problemas en el tema de desagües a nivel de la ciudad imperial y que de­muestra que las autoridades, no cumplieron un plan de prevención para mitigar que nuestras calles y avenidas se conviertan en verdaderos riachuelos.

Lamentablemente este tipo de hechos, ocasiona que la gente común y corriente tenga más de un dolor de cabeza pues es imposible, en este tipo de situa­ciones, a trasladarse en forma normal. Las personas que tienen vehículos para manejar, también tienen que hacer una serie de malabares para evitar tropie­zos de diversa índole.

Recordemos que los sistemas diseñados para drenar el agua es lo que todos conocemos como desagüe. Cada día estos soportan grandes cantidades de de­sechos que van a parar a ríos, en nuestro caso el río Huatanay y posteriormente, el río Urubamba o Vilcanota. Lo cierto es que no tenemos una autentica planta de tratamiento (aunque el jueves debe ser in­augurado la más moderna) y más del 90% de estas aguas contaminan el ambiente y van directamente al río que cruza el Valle Sagrado de los Inkas sin tratamiento previo.

Los desagües están diseñados para deslizar aguas residuales o servidas, pero no pueden soportar resi­duos sólidos: desperdicios de comida, cáscaras, etc. Mucho menos grasas, como el aceite; ni sustancias químicas, por ejemplo insecticidas, tampoco medi­camentos. La razón es una sola, echar esos desper­dicios provoca atoros en las redes de alcantarillado.

En la temporada de lluvias, nuestra ciudad imperial ve en forma común cómo los desagües colapsan. Y es que desde hace varios años, as tuberías no sopor­tan los residuos echados desde el hogar, industria, comercio, etc. Por ejemplo: echar aceite al desagüe parece la opción más fácil, pero una vez lanzada esta grasa caliente a la tubería, ésta se enfría, entonces se pone dura y se adhiere, obstruyendo y atorando las redes de alcantarillado.

El problema es serio pues la mayoría de cusqueños no entiende que los desagües no son receptores de residuos o basura sólidos. Por eso es algo común, ver en la mayoría de urbanizaciones, asentamien­tos humanos y principales avenidas, cómo las aguas servidas discurren por las calles de esta ciudad. Los trabajos de mejoramiento del sistema de alcanta­rillado y agua potable son esporádicos y en épocas de lluvias, las consecuencias son tan normales como la lluvia misma. En la práctica, todos los días, los desagües en las calles y en las casas están inunda­das, lamentablemente sin que nadie haga labores de atención a favor de los vecinos afectados.

Entonces nos preguntamos ¿Qué es lo que pasa con las autoridades municipales y los entes correspon­dientes que no se ocupan del problema del agua en Cusco? Una respuesta concreta es que para evitar problemas de esta índole, es necesaria una planifi­cación preventiva y, al mismo tiempo, de ejecución de redes para el desemboque de aguas pluviales.

Recordemos que el tema del manejo de los recursos hídricos no solo se refiere al agua y el saneamiento porque hay que tomar en cuenta que se necesita diseñar un adecuado sistema de desagües pluviales que permitan tener un mejor aprovechamiento de este elemento que podría significar también desa­rrollo. Así sea.


Source: El Sol