Por: Óscar Vizcarra Hidrogo

En su primera exposición como ministro de Educación, Idel Vexler Talledo se comprometió a continuar con la reforma educativa y adecuarla a las necesidades y exi­gencias que requiere el país, rumbo al Bicentenario de la Independencia.

Por ello, a días de iniciar este nuevo año educativo en sus tres niveles, debe tomarse en cuenta, como priori­dad en la etapa formativa, los valores, principios y ética que todo ser humano debe aplicar en su conducta en la sociedad, para lo cual se han reforzado las materias de educación cívica y física que ayuden a lograr este propósito.

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De igual forma, con base en lo expresado por el minis­tro, también debe tomarse en cuenta lo que requieren las organizaciones y empresas del país, para que los actuales y futuros ciudadanos estén especializados y eleven los rendimientos de las mismas.

Por tanto, se les debe brindar desde el inicio de su for­mación educación y capacitación integral de desarrollo que garantice una participación más eficiente y cohe­rente en los quehaceres del país, mediante una articu­lación adecuada entre el colegio, institutos tecnológicos y universidades.

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Sin duda, los profundos cambios que experimenta el mundo, tanto en el conocimiento, la inteligencia y la información, son, hoy por hoy, los pilares competitivos para nuevas oportunidades de desarrollo y de éxito.

Por ello, es importante que el Estado determine una po­lítica educativa integral desde la niñez, a fin de garan­tizar que las personas se adapten a las nuevas tecno­logías, lo cual favorecerá la productividad en el trabajo y propiciará que las organizaciones sean más ágiles y competitivas.

Por lo tanto, la educación y capacitación de las personas juegan un papel preponderante en el impulso de los ni­veles laborales; por esa razón, deben guardar relación para que su participación sea más eficiente y coherente, y así aporte al desarrollo integral de nuestro país como forma de vida.

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Por dichas razones, urge que el Ministerio de Educación establezca una coordinación adecuada con otros entes estatales y organizaciones empresariales para que en forma conjunta se brinde una educación y un entrena­miento adecuado, donde el adiestramiento y la capaci­tación sean los pilares de la eficacia y eficiencia en su producción laboral.

Además de lo señalado, podemos afirmar que una edu­cación integral y la inversión en el sector forman no solo la despensa de trabajadores competentes que eleven el incremento de la productividad, sino que también favo­recerán la cohesión social del Perú futuro ante un mun­do cada vez más globalizado.

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Source: El Sol