“En el Perú cunde el servilismo y la corrupción. Li­teratos, abogados, médicos, ingenieros, profesores, militares, policías, etc. Todos envueltos en la medio­cridad y en la actividad miserable de mendigar un tí­tulo académico para luego robar como miserables po­líticos. Todos lacayos del enfermo mundo capitalista. En resumen, el Perú es un organismo enfermo. Donde se aplica el dedo, brota el pus” (Páginas Libres), fue escrito todavía en 1894 por el pensador, anarquista y poeta peruano, Manuel González Prada. Fue la figura más discutida e influyente en las letras y la política del Perú en el último tercio del siglo pero sin duda alguna, esa triste realidad sigue ahí incólume aplicándose en nuestros días en pleno siglo XXI.

El Presidente de la República, Pedro Pablo Kuczynski Godard ha renunciado a su cargo en medio de una serie de acusaciones de presunta corrupción, siendo el punto más alto, la difusión de unos audios y videos negociando votos entre los congresistas para que no lo vaquen del cargo.

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En su discurso final, no hizo ningún acto de autocríti­ca y, por el contrario, trató de desviar la atención del pueblo rechazando las acusaciones en su contra. Esta cruda realidad peruana ha sido analizada por el reco­nocido periodista cusqueño Mario Carrión Astete en su reciente artículo titulado ‘¿Cambio parcial o cambio total en el Gobierno?

Con dicho título pone los puntos sobre las íes de esta triste realidad que, lamentablemente, ha puesto a nues­tro país en los ojos del mundo, pero en forma negativa.

Carrión Astete, señala que “Por más que PPK haga su bailecito de idiota, por mucho que Mercedes Araoz desde su diminuto porte nos haga un guiño pidiendo tranquilidad y calma al país, esta comedia política ha llegado a su final con tono de tragedia.

Está claro que a pesar de todo y de las cuatro golon­drinas que vuelan en el parlamento, el Congreso es la podredumbre más grande que existe en la patria. Ni siquiera la banda de los “chupacabras” del norte, ha sido tan letal y eficiente en sus asaltos al erario nacio­nal como lo fueron los últimos gobiernos.

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Yo no creo que, por cuatro golondrinas, debamos perdo­nar a este zoológico político en el que se ha convertido el Congreso de la Republica. Una prueba clara de cómo la oposición le hacía juego al régimen de PPK es el modo como se retiraron los diez parlamentarios de izquierda, por mucho que hoy se desangren públicamente.

Si al congresista Bienvenido Ramírez le ofrecieron las dádivas del régimen sin pedirle que vote necesaria­mente contra la vacancia, sino diciéndole “no importa si te quedas en tu casa, no acudes al Congreso y eso basta”… Entonces, hay muchas preguntas que hacer­les a nuestros parlamentarios, empezando por la de­recha y terminando en la seudo izquierda.

Menos aún, creo que la mafia del fujimorismo “keikis­ta” tenga la suficiente capacidad moral para echar al fantoche presidente de “lujo”. Sobreviene la necesidad de pensar en nuevas elecciones generales.

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Admitir que en los próximos días sean los compinches de Galarreta, los moralizadores del Perú, es como ha­cer que las respetables chicas de Santutis prediquen sobre la importancia de la virginidad en todos los co­legios de señoritas.

La culpa la tenemos todos nosotros, por elegir a estos parásitos, por ser cómplices de sus cuchipandas, por dejar que la política sea la profesión favorita de los más mediocres y no de la gente honesta. Ojalá que esto acabe, pero ¡que se vayan todos!”. Y razón no le falta. PPk por fin se ha ido sin pena ni gloria Finalmen­te, toca a nosotros los peruanos reconstruir nuestra endeble democracia por la gobernabilidad. El Perú es más grande que sus problemas. Así sea.

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Source: El Sol