Una decisión criticada por los medios de comunicación y algunos sectores intelectuales de la ciudad,  fue el cambio ipso facto del título institucional de la Honorable Municipalidad Provincial del Cusco, ahora llamado Gobierno Municipal del Cusco. La medida parece asumir la diferencia clásica entre estado y gobierno, y aunque no es necesario; pues los ciudadanos y vecinos entienden los cambios de gestión y que la tradición política siempre fue la de cambiar el subtítulo (Gobierno Regional. Caminemos Juntos; Municipalidad Provincial del Cusco. Por un Cusco Lindo; Municipalidad Distrital de San Sebastián. Unidos Si Podemos Etc.), más no el título que por mandato de la Constitución y la ley tienen todas las municipalidades del Perú. Lo cierto es que, esta “gestión” municipal no conoce el verdadero concepto de gobierno.
Gobierno proviene de la palabra griega kubernein que significa dirigir o pilotear un barco, y muy alejado de los debates constitucionales y de la politología, la política como dicen: es al fin y al cabo el arte de gobernar.
La ausencia de gobierno o dirección en la provincia nos está costando caro. La falta de liderazgo por parte el alcalde se traduce en el problema cada día más agudo de los residuos sólidos y la creciente inseguridad ciudadana. Por otra parte, la inexistencia de gobierno acarrea el vaciamiento del principio de autoridad, necesario en una ciudad patrimonio cultural para poder imponer las normas de protección al legado histórico ante un shock de inversiones hoteleras que pretender romper la monumentalidad de nuestro Centro Histórico.
Sin embargo, lo más grave se centra en la ausencia de horizontes para la ciudad y sus pobladores. Las gestiones municipales, si bien no tiene como hoja de ruta necesariamente su plan de gobierno, por lo menos reconocen un derrotero de acción política que permitan legitimar el mandato (entiéndase gobernabilidad), atendiendo a la población con mayores urgencia o necesidades. En ese sentido, cabe preguntarnos hacia dónde va el “gobierno” municipal del Cusco. En la interpretación política es casi imposible descifrar lo que quiere este gobierno edil.
Marcar la gestión por su gasto fuerte en obras de infraestructura con impacto en los vecinos, no parece su intención; incumplir los plazos convenidos, pelear públicamente con autoridades distritales y abandonar obras de mayor impacto, parecen indicios sobre aquello que busca este gobierno no es pasar a la historia por sus obras. Tampoco es una gestión caracterizada por una capacidad de gestión de recursos no presupuestados (al contrario el gasto corriente ha crecido a un 60%, frente al 40% de proyectos), su intención de inversión en proyectos sociales parece inexistente, las reformas institucionales urgentes que requiere la municipalidad han sido olvidadas olímpicamente, trascender como una gestión moralizadora tampoco parece interesar. Entonces en que andamos, pues aunque suene redundante estamos en piloto automático.
¿Es posible navegar sin capitán? 
Por: Aarón Medina 
Regidor de  la Municipalidad Provincial del Cusco
 

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